Iglesia, ¿pobre y con los pobres?                                            Tema 4

 

1.- Francisco de Asís y su época

Giovanni di Bernardone, nació en 1182 y murió en 1226. En 1202 es hecho prisionero durante más de un año, y en esta época empieza a experimentar su vocación. En 1208 cree oír la llamada de Dios a reconstruir su iglesia; y desde entonces se dedica a predicar el evangelio y al cuidado de pobres y enfermos.

En 1209, el papa Inocencio III aprueba la Orden Franciscana o de Hermanos Menores. Dos años después de su muerte fue canonizado por el papa Gregorio IX

 

2.- Una iglesia que se reforma, ora y peregrina

 

La reforma de los monasterios

La reforma de los monasterios benedictinos se produjo en los siglos X y XI, con el fin de alejarlos de los abusos del poder. Los focos principales de esta reforma fueron:

-          La abadía de Cluny (910). Sus monjes restauraron los principios de la Regla de San Benito. Los monasterios se extendieron por toda Europa

-          La abadía de Citeaux o Cister. Fundada por Roberto de Molesme en 1098 con el fin de volver al rigor de Cluny.

 

Las órdenes mendicantes

Nacen en el siglo XIII por la inspiración de algunos hombres notables, como el español Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Predicadores, o San Francisco de Asís, fundador de los Hermanos Menores o franciscanos. También están los agustinos o ermitaños y los carmelitas.

Los frailes mendicantes viven pobremente en pequeñas comunidades, se dedican a predicar y al trabajo intelectual, y obtienen sus medios de subsistencia gracias a las limosnas.

 

El renacer de la cultura: las universidades

En la Edad Media, junto a monasterios y catedrales, surgen las escuelas monásticas y catedralicias. Hacia el año 1200 surgen las primeras universidades (Palencia, Salamanca, Bolonia, París y Oxford), en ellas se estudiaba latín, teología, filosofía, derecho y medicina.

 

Las peregrinaciones. El camino de Santiago

A las rutas religiosas que comenzaron a extenderse por Europa y fuera de ella se les conoce como peregrinaciones. Son viajes individuales o colectivos, hechos por motivos religiosos y hacia un lugar sagrado. Los lugares más frecuentados fueron Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.

 

3.- Una iglesia sacudida por conflictos

 

Las cruzadas

La expansión del Islam trajo dos consecuencias para la Iglesia de Occidente: se cortaron las relaciones comerciales de los reinos cristianos con Oriente, y los peregrinos tenían dificultades para visitar los Santos Lugares.

Los papas y reyes de los feudos cristianos organizaron expediciones guerreras para conquistar Tierra Santa. Así entre los años 1095 y 1270 hubo ocho cruzadas. Las cruzadas fueron militarmente un fracaso, pero fortalecieron el poder del papa y abrieron nuevas rutas comerciales con oriente.

 

 

El cisma de Oriente

La separación entre la iglesia latina y la iglesia griega se agrandaba cada vez más, por razones políticas, culturales y religiosas; lo que trajo la ruptura entre las dos iglesias, materializada en 1054 con el cierre de los monasterios latinos de Oriente. En 1964, el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras se levantaron la excomunión.

 

El cisma de Occidente

Los cardenales franceses estaban en contra del papa Urbano VI, y proclamaron papa a Clemente VII que residía en Aviñón, Francia. Ambos papas, el de Roma y el de Aviñón, se excomulgaron mutuamente, y la cristiandad se dividió en lo que se ha llamado el Cisma de Occidente en 1378.

 

4.- Tuve hambre y me disteis de comer

Jesús y los pobres

La actitud de Jesús hacia los pobres:

.- Jesús anuncia la buena noticia del reino de Dios a los pobres. La primera bienaventuranza dice “Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de Dios”

.- Jesús se identifica con los pobres, los hambrientos, los refugiados, los que no pueden tener una vida digna.

.- Jesús se hace cercano a los necesitados, acoge a los débiles y a los sencillos.

 

La iglesia trabaja por los pobres

La misión de la iglesia es continuar en el mundo la misión de Jesús, anunciar el reino de Dios, luchar contra el hambre, la miseria o la injusticia.