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viernes, 14 de noviembre de 2014

La literatura del siglo XV


La literatura del siglo XV                                                                            Tema 4

Historia y sociedad

1.- Economía y organización social

En el S.XV, políticamente, se produce una tendencia hacia la concentración del poder monárquico en casi toda Europa occidental. Se va abriendo el camino hacia el absolutismo moderno. Se produce una honda crisis en las relaciones sociales estamentales.

Por otro lado, el desarrollo de la agricultura, ganadería, industria (sobre todo textil) y el comercio, lleva aparejado el crecimiento de la clase burguesa y la difusión de su mentalidad y sus valores: la individualidad e independencia de los seres humanos, la ganancia, el provecho económico, la importancia del avance científico y técnico, el ansia de conocimiento …

Comienza la era de los grandes descubrimientos y las aplicaciones de loa grandes inventos: la brújula, la pólvora, etc.

 

2.- Las ideas y la cultura en el S.XV

.- Cultura.- Tiene gran trascendencia la invención de la imprenta, atribuida a Gutemberg hacia el año 1440. Esta nueva técnica se extendió con rapidez desde el valle del Ri8n por toda Europa. Todos los libros impresos durante el S.XV, por su particular valor y rareza, reciben el nombre de incunables.

Se produjo la difusión del papel, originario de China, y su fabricación se extendió por el norte de África, Sicilia y la Península Ibérica a medida que estas tierras eran conquistadas por los árabes. Primero se usaron fibras vegetales, luego trapos y posteriormente el papel se impuso al pergamino.

Imprenta y papel supusieron el abaratamiento de los libros y su difusión en numerosos ejemplares, pudiendo llegar así a un mayor número de gente

.- Ideas.- Se desarrolla y expande desde Italia un movimiento cultural, denominado Humanismo, que tiene al hombre como centro de sus preocupaciones. Se revaloriza el cultivo de las letras y de las bellas artes, se vuelve la mirada hacia la Antigüedad clásica greco-latina y se escribe tanto en latín como en las diversas lenguas vernáculas.

Numerosos son los humanistas italianos relevantes: Lorenzo Valla, León Alberti, Leonardo da Vinci, etc. En las letras castellanas destacan nombres como Antonio de Nebrija, Jorge Manrique o Fernando de Rojas.

 

3.- La situación en la Península

En Castilla continua la lucha por el poder entre la oligarquía nobiliaria y la Corona. Se suceden las guerras civiles. En 1474 sube al trono de Castilla la princesa Isabel, casada con el príncipe Fernando, heredero de la Corona aragonesa, a la que accede en 1479. Es entonces cuando los dos grandes reinos peninsulares quedan unidos al nivel de los monarcas, aunque ambos reinos seguirán disfrutando de sus propias leyes y fueros.

La Monarquía irá reforzando su poder y sometiendo a la aristocracia. Se establece el Tribunal de la Inquisición, como elemento de represión contra toda clase de disidencia.

Los judíos y moriscos son obligados a convertirse.

En 1492 se conquista el reino nazarí de Granada y toda la Península queda bajo dominio cristiano. Este mismo año, Colón llega a América, se produce la expulsión de los judíos no convertidos y Antonio de Nebrija publica la primera gramática castellana.

En el terreno cultural, conviven en Castilla y Aragón formas literarias y artísticas tardomedievales. Los nobles y burgueses enriquecidos se dan cuenta de la utilidad del saber, pues lo ven como un rasgo de distinción social..

Paralelamente se desarrollan los hombres de letras, los letrados, principalmente juristas, cuyo papel será imprescindible para la burocracia y para el desarrollo cultural e ideológico.

En Castilla se refinan las formas de vida medievales y se expandirá la mentalidad burguesa.

 

Transformaciones históricas de los géneros literarios

1.- La lírica tradicional

Los primeros testimonios escritos en castellano se conservan a finales del S.XV. Es el cancionero popular y tradicional, cuya forma más difundida es el villancico, en el que se manifiestan emociones e ideas de modo estilizado y expresivo.

La antigua lírica popular se caracteriza por: variedad estilística, imágenes tomadas de la naturaleza cargadas de valor simbólico (el mar, las aguas dulces, el mundo vegetal, el ancho campo, los animales, el viento, el sol, la primavera, el alba, etc.), intensidad, énfasis, tensión, repetición, juegos de palabras, contrastes, eufemismos, riqueza temática, verso corto, presencia de estribillo, voz femenina, etc.  Todo apunta a un concepto vitalista del mundo, a una llamada al disfrute amoroso.

Sobre todo desde 1580, se practicó profusamente la imitación culta de la lírica popular.

 

2.- La poesía cortesana

Surge en el S.XII en Provenza, creada por los trovadores y su tema es el amor. Lo novedoso de esta poesía es considerar a la mujer como un ser superior a la que el enamorado ha de rendir culto y vasallaje; este tipo de amor recibirá el nombre de amor cortés.

La mujer aparece caracterizada por perfecciones (belleza, honestidad…) y el propósito del enamorado es alcanzar el galardón que cree merecer por ser fiel a su “servicio”, pero la honestidad de la dama impide que lo logre.

La poesía cortesana influirá en la lírica gallega de los siglos XIII y XIV, en la poesía catalana medieval y en la poesía italiana de autores como Petrarca. También se verán reflejadas sus formas y sensibilidad en los cancioneros castellanos y aragoneses del S.XV.

Los cancioneros proliferan durante la segunda mitad del S.XV. Van destinados a diferentes capas sociales (desde reyes a lectores burgueses).

Se trata de colecciones de poesía, que corresponden a los nuevos gustos y costumbres cortesanos y que cumplen una clara función social.

Cancioneros importantes son: Cancionero de Baena, Cancionero de Estúñiga, Cancionero de Herberay des Essarts y Cancionero de Palacio.

La temática de la poesía cortesana cancioneril es fundamentalmente amorosa, dentro de los conceptos habituales del amor cortés. Aunque tras el amor idealizado o literario rebosa el erotismo o la pasión sexual.

Las características formales de esta poesía de cancionero son: poemas que utilizan palabras malsonantes, se multiplican los eufemismos ambiguos, gusto por la sutileza y el ingenio, la paradoja y una métrica particular.

Los poetas que destacan entre la lírica cancioneril son: el Marqués de Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique

 

• Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458)

Fue un aristócrata poderoso y persona muy notable en la política de su tiempo. Es un representante típico de la nobleza influida por el humanismo prerrenacentista.

Eligió la lengua vernácula en un momento en que el castellano era uno de los pilares de la consolidación del incipiente nacionalismo hispánico.

En su producción poética destacan poemas alegóricos (al estilo de la Divina Comedia de Dante) como el Infierno de los enamorados, la Comedieta de Ponza o los Sonetos fechos al itálico modo (en los que intentó –fallidamente- adaptar al castellano el endecasílabo italiano). Poesía de inspiración popular son sus famosas Serranillas.

• Juan de Mena (1411-1456)

Fue secretario del rey Juan II, es un buen ejemplo de humanista puro, dedicado en exclusiva al cultivo de las letras. Viajó a Roma donde estuvo en contacto con el humanismo.

Su poesía, sin embargo, está lejos de la claridad y sencillez expresivas del ideal renacentista.

Las características de sus obras son: la complicación, la oscuridad, el artificio, el lenguaje latinizante y la abundante erudición. Destaca  el Laberinto de Fortuna o Las trescientas.

• Jorge Manrique (hacia 1440-1479)

Su vida y su actividad literaria están profundamente marcadas por su pertenencia al clan, en el que destacan su padre Rodrigo Manrique y su tío Gómez Manrique. En su vida se dedicó fundamentalmente a la política y a la guerra.

Su formación literaria viene influenciada por la relación con su tío Gómez Manrique y por sus vivencias en la corte de Toledo.

De su obra poética que se conserva, la mayoría es poesía amorosa, junto a la que hay tres poemas burlescos y las Coplas a la muerte de su padre, de carácter moral.

Su poesía amorosa se aleja de las formas y el estilo de los poetas cancioneriles anteriores. Deja atrás el rebuscamiento expresivo y el uso de la alegoría abstracta. Y recurre a sus propias vivencias como fuente para sus poemas: el mundo jurídico y la vida de la milicia.

En sus composiciones  se advierten innovaciones que enlazan con la poesía de Petrarca y con la estética renacentista italiana, como el uso de antítesis y paradojas para describir el amor. Su poesía abre el camino a una renovación poética que se prolongará durante siglos.

 

2.1.- La poesía de protesta

En la poesía de protesta castellana del S.XV, se ataca y satiriza directamente a la oligarquía aristocrática y a los propios reyes.

Destacan tres poemas satíricos: Coplas de la Panadera, Coplas de Mingo Revulgo y Coplas del Provincial.

 
3.- La prosa del S.XV

• Prosa didáctica

Destacan dos figuras representativas en la primera mitad del S.XV: Enrique de Villena y Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera.

.- Enrique de Villena, es autor de numerosas y muy diversas obras; destaca Los doce trabajos de Hércules (1417)

.- Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera, autor de El corbacho (1438), subtitulado Reprobación del amor mundano.

• Prosa de ficción

Dos son los géneros que se desarrollan en este siglo: los libros de ficción sentimental y los libros de caballerías.

.- Narraciones sentimentales

Anticipan rasgos de la novela moderna: personales en conflicto con su entorno, análisis de la intimidad individual, protagonistas angustiados, etc.

El centro de atención de la prosa sentimental  es el análisis de las relaciones amorosas.

La obra cumbre de este género es la Cárcel de amor (1492) de Diego de San Pedro

.- Libros de caballerías

En la Península se hicieron traducciones y adaptaciones desde muy pronto, los más comunes son los temas relativos a Carlomagno (ciclo carolingio) y al rey Arturo (ciclo  bretón o artúrico). La primera muestra estrictamente peninsular es el Libro del caballero Zifar (de hacia 1300). De finales del S.XV es Tirant lo Blanch (en lengua catalana). Pero el libro de caballerías más importante es Amadís de Gaula, del que solo se conoce la versión publicada en 1508 por Garci Rodríguez de Montalvo.

Estilo.- Son libros de aventuras protagonizadas por caballeros cuya misión es restablecer el orden y proteger a los indefensos. Se relatan acciones gloriosas de un héroe cuyos valores serán los típicos del caballero feudal: valor, honor, lealtad, religiosidad. Sin embargo, estos valores están idealizados y sujetos a convenciones formales estrictas como corresponde ya a una nobleza aristocrática, cortesana y refinada.

El amor es el tema central de las obras y el que determina el comportamiento de los personajes –meros tipos sin apenas evolución ni desarrollo psicológico-, divididos en buenos y malos; los escenarios son imaginarios y, a menudo, maravillosos.

 

4.- El teatro en el S.XV

Se conservan textos teatrales, más frecuentes al final del siglo. Hasta que no existan recintos específicos en los que representar será difícil distinguir entre obras teatrales y conmemoraciones o celebraciones y fiestas. Es posible, por ejemplo, que pudiera ser dramatizada la anónima Danza general de la muerte, de finales del XIV o principios del XV, que forma parte de un grupo de poemas (las danzas macabras o danzas de la muerte). En las danzas de la muerte existe una insistencia en el poder igualatorio de la muerte.

Del teatro religioso medieval se conocen diversas  obras, llamadas autos, que se representan en carros o escenarios móviles durante las fiestas del Corpus. Se conservan, además, algunos dramas religiosos de Gómez Manrique, o un Auto de la Pasión (atribuido a Alonso del Campo).

Del teatro profano existen notables muestras de finales de siglo. El teatro popular pasa de la calle a los espacios interiores y se transforma y adecua a las nuevas circunstancias de lugar y público: se convierte en teatro cortesano.

.- Juan del Encina.- es el primer gran autor teatral castellano. Destacó como músico y poeta así como actor y autor dramático.

Sus obras son tanto religiosas como profanas. En ellas utiliza personajes campesinos (los pastores del teatro religioso) que hablan un lenguaje rústico y chistoso.

De sus obras destacan: Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio, la Égloga de Plácida y Victoriano, y la Égloga de Cristino y Febea.

 

Estudio y Antología

1.- El romancero viejo

1.1.- Los textos: el Romancero como género literario

Se denomina Romancero viejo al conjunto de romances que se cantaban a finales de la Edad Media. Estos romances se han conservado bien en  colecciones formadas exclusivamente por romances, llamadas romanceros, o bien en pliegos sueltos.

El romancero viejo tiene una doble condición: es un género de origen oral y popular a finales del Medievo, pero está sometido también a las determinaciones de los textos escritos. En el Romancero viejo abundan los temas épicos.

El Romancero nuevo es el Corpus de romances escrito por los poetas cultos.

El Romancero oral moderno, es un inmenso conjunto de romances de tradición oral, recogido desde finales del S.XIX hasta hoy, tanto en la Península como en Canarias, Hispanoamérica y en las comunidades sefardíes dispersas por el mundo.

 

1.2.- El origen de los romances

El origen de los romances parece situarse en la fragmentación de los grandes poemas épicos de los cantares de gesta. Los dos hemistiquios de los largos versos de los cantares de gesta habrían dado lugar a los versos octosílabos de los romances.

Pero hay quien piensa que los romances nacieron como un género independiente de los cantares de gesta, fruto de la invención de algún poeta, lo que explicaría la existencia de abundantes romances de temas líricos y novelescos.

En cualquier caso, sea cual sea el origen del romance, este puede ser definido como un género épico-lírico.

 

1.3.- Características estructurales y formales

La estructura y los rasgos formales de los romances vienen condicionados por el secular modo de su transmisión oral, que hace que un mismo romance pueda tener numerosas y diversas variantes.

Los romances se caracterizan por su aparente claridad y sencillez.

Las características estructurales son:

-          Ductilidad, que permite y favorece su recreación

-          Transmisión activa y creadora de los textos

-          Importancia de los motivos, tanto formales como temáticos, que presentan los textos

-          Existencia de un estilo tradicional

-          Sílabas añadidas o quitadas, cambio o deformación de las palabras, alargamiento o acortamiento del texto, etc.

Características o recursos formales:

-          Repeticiones, enumeraciones, antítesis, fórmulas y epítetos épicos

-          Alternancia de los tiempos verbales, lenguaje arcaizante

-          Actualización de la acción mediante el adverbio ya o el presente histórico

-          Llamadas al oyente, diálogos frecuentes, sencillez sintáctica

-          Ausencia de símiles y metáforas complejas

 

 
1.4.- El sentido de los romances: visión del mundo

La propia visión del mundo de los romances viene condicionada por la oralidad. El romance, desde sus inicios, se adapta al mundo del que brota y a la realidad de la que surge:

-          Narrador objetivo e impersonal

-          Falta de didactismo y referencias religiosas

-          Abundancia de preguntas y respuestas intensamente dramáticas

-          Recurso esencial del símbolo y frecuentes finales trágicos

Los romances comienzan a alejarse del mundo típico medieval. Los héroes son lanzados a una vida conflictiva y, habitualmente, en un entorno hostil, y marchan a menudo hacia un destino trágico o de frustración.

Temática.- Los romances viejos, temáticamente, se clasifican en:

-          romances de tema épico castellano (el rey Don Rodrigo, Fernán González, el Cid…)

-          romances fronterizos y moriscos

-          romances de tema épico francés (Carlomagno, Roldán…)

-          romances novelescos y líricos; de temas bíblicos, mitológicos o de historia clásica

 

2.- La Celestina

2.1.- Texto y autor

La Comedia de Calisto y Melibea se publica, anónima, en 1499. Constaba de 16 actos.

Al año siguiente se reedita acompañada de unos preliminares en los que aparece el nombre del autor, Fernando de Rojas, que dice haberse encontrado el acto I ya escrito por un desconocido y haber continuado él la obra.

En 1502 se imprime ya con otro título, Tragicomedia de Calisto y Melibea, y con novedades: cinco nuevos actos, modificaciones y supresiones, y un prólogo en el que Rojas justifica los cambios. La obra pasará a la historia con el nombre de La Celestina.

Fernando de Rojas (La Puebla de Montalván, Toledo 1475-Talavera de la Reina, Toledo 1541)

 

2.2.- Género y estilo

La Celestina es una obra dialogada de considerable extensión, habiendo quienes la consideran una obra de teatro y quienes la consideran una novela dialogada.

.Es considerada teatro por quienes argumentan que no existe narrador alguno sino que son los personajes los que hablan siempre directamente y sus palabras ordenan el espacio y el tiempo. Si bien la obra no estaría destinada a la representación pública, sino a la lectura colectiva.

La obra pertenecería al género dramático, pues parte de los modelos literarios de la comedia romana y la comedia humanista italiana.

.Es considerada novela por quienes argumentan el libre tratamiento del espacio y del tiempo, la existencia de escenas no dramáticas y el diseño de los personajes, retratados en la intimidad y de marcado individualismo, siendo estos rasgos más propios de la novela que del drama

En cuanto al lenguaje y estilo, coinciden en la obra la lengua culta y erudita y la lengua popular. La lengua culta abunda en latinismos, frases largas, verbos al final de la oración y el uso de citas de la Antigüedad clásica.

La lengua popular aparece viva y rápida, con numerosos refranes, frases cortas, expresiones coloquiales, chistes, insultos, etc.

 
2.3.- Los personajes

Los personajes de la obra se corresponderían con los dos planos lingüísticos: los personajes de elevada clase social (Calisto, Melibea y los padres de esta, Pleberio y Alisa) y los de las clases sociales populares (Celestina, Areúsa, Elicia y los criados y prostitutas)

.- Calisto es el galán, de saneada economía, que se comporta como un enamorado cegado por la pasión. Utiliza cualquier artimaña para su objetivo de conquistar a Melibea.

.- Melibea, de buena familia, se comporta de manera muy activa en la obra. No oculta su pasión y muere finalmente por ella. Hay desde quien compara su comportamiento con el de Calisto hasta quien ha resaltado la pureza de sus sentimientos y su honestidad y sinceridad.

.- Pleberio y Alisa, personajes de poco relieve, se comportan como padres desconocedores de los verdaderos sentimientos de su hija.

.- Celestina, el gran personaje de la Tragicomedia y la figura central en las relaciones del resto de personajes. Es una alcahueta, maga y hechicera, con un gran conocimiento de la vida y de los entresijos del corazón humano. No obstante, su sabiduría se muestra cegada por la ambición, lo que la conducirá a la muerte. Fernando de Rojas convierte al personaje de Celestina en un personaje característico ya de la literatura moderna, dotado de individualidad, de intimidad personal y de intensa vida propia.

.- Los criados y las prostitutas. En su mundo se refleja esencialmente el dominio de los instintos, del interés egoísta y de la codicia. En conjunto, son conscientes de su posición de clase y, salvo Tristán y Sosia, odian a sus amos.

 

2.4.- Contenido e intención del autor

Los temas centrales de La Celestina, amor, muerte, ambición, egoísmo, codicia y lucha de clases, aparecen reflejados en la obra y en los personajes:

-          amor entre los protagonistas y en las personas de baja condición social

-          muerte de gran parte de los personajes

-          ambición extrema en los criados y la vieja alcahueta

-          lucha de clases expresada en todas las páginas de la obra

Sin embargo, la interpretación de la intención de Rojas es de dos tipos:

.- hay quienes consideran que la obra tiene un fin moral y pretende mostrar a los lectores las consecuencias de los malos comportamientos

.- y hay quienes subrayan la visión pesimista que Rojas ofrece de la realidad conflictiva, su desengaño, su honda desesperación y la concepción de la vida como guerra.

Sea cual fuere la intención del autor, la obra refleja la mentalidad de la sociedad castellana de fines del S.XV y los valores propios del capitalismo del momento: el afán de lucro, el pragmatismo, el individualismo, el placer de la vida, etc.

La mentira, el engaño y la traición parecen marcar la vida de los hombres. El dinero lo puede todo, los personajes se utilizan unos a otros y no hay verdadera amistad ni solidaridad. Ni tampoco amor, que o es ciega pasión o es puro interés.

El amor, la amistad, la sinceridad e, incluso, los modelos literarios del pasado desaparecen en una sociedad competitiva y materialista. Rojas niega los nuevos valores pero no propone otros. En La Celestina no parece existir el futuro.

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