■ Historia y sociedad
1.- Economía y
organización social
En el SXVII se producen en Europa
hondas perturbaciones que afectan a la vida cotidiana de las gentes: guerras,
enfermedades, clima adverso, malas cosechas, hambre, etc., razones por las que
este siglo se ha considerado como la centuria
de la crisis o el siglo de hierro.
En el ámbito social y económico,
se producen fuertes tensiones entre la nobleza y la burguesía. Aumenta el
número de aristócratas que acumulan privilegios y riquezas, incrementan su posesión
de tierras y refuerzan su poder.
En Francia o España se consolidan
las monarquías absolutas. En Holanda o Inglaterra crece la importancia de la
burguesía.
Particularmente llamativas son
las revueltas campesinas que se extienden por Europa durante los años centrales
del siglo.
Las diferencias religiosas están
en el origen de la Guerra de los treinta Años. Los países del norte son más
proclives al espíritu protestante, mientras que los del sur son defensores del
catolicismo y del papado.
2.- Pensamiento y
cultura en el siglo XVII: el Barroco
El término barroco ha sido
adoptado para definir el conjunto de rasgos propios de la cultura de gran parte
del siglo XVII. Es una continuidad y una evolución de las ideas básicas del
Renacimiento, que termina por imprimir a la cultura del siglo XVII unos rasgos
diferenciadores.
En el Barroco se produce una
desvalorización de lo terreno y se insiste en ideas medievales como la brevedad
de la vida y la caducidad de las cosas. La idea barroca por excelencia es el desengaño. Ahora domina una concepción
negativa del mundo, caótico y confuso.
La vida está ahora presidida por
la idea de la muerte. La vida es un
tránsito, el tiempo lo destruye todo, la realidad es solo ilusión y apariencia,
la vida es sueño -según reza el título
de una obra de Calderón-. El hombre barroco es esencialmente desconfiado.
El pesimismo barroco se manifiesta mediante la angustia existencial,
mediante la protesta o la sátira, mediante la evasión o la diversión o mediante
una actitud estoica.
La estética barroca, exagera y lleva al límite el movimiento, el
dinamismo, el contraste, la luz y las sombras…
En arquitectura aparecen las
líneas curvas, se retuercen las columnas y se prefieren espacios grandiosos con
una rica ornamentación. En escultura las figuras aparecen en movimiento y con
ropajes agitados. En pintura se buscan los contrastes entre luces y sombras y
aparecen perspectivas sorprendentes.
En literatura se suceden las
expresiones brillantes, ideas ingeniosas, agudezas, etc. También están presentes
en los textos el dinamismo y el movimiento, a través de la abundancia de
imágenes o la oposición de contrarios (lo bello y lo feo, lo trágico y lo
cómico). La exageración aparece, de forma que todo tendrá un carácter
desorbitado, llegando a veces a la deformación (caricaturas grotescas de
Quevedo).
3.- España en el siglo
XVII
En España, el siglo XVII es el
siglo de la crisis, en el que va perdiendo su supremacía en el continente. La
crisis se produce a la vez en muchos frentes: la economía, la demografía, los
disturbios interiores, las guerras exteriores o el fin de la dinastía de los
Austrias.
Tres reinados jalonan la
centuria: Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II
(1665-1700). La importancia de la figura del rey se ve aminorada por el sistema
de validos, especia de primeros ministros que ejercían realmente el poder.
El más importante de ellos será
el valido de Felipe IV, el conde-duque de Olivares. Él intentará que España
recobre el protagonismo internacional y tratará de aliviar las agotadas arcas
estatales. Aunque España perderá importancia política en beneficio, sobre todo,
de Francia.
Por el tratado de Westfalia
(1648), España pierde Artois y otras plazas de Flandes y logran su
independencia las Provincias Unidas (Holanda). Con la Paz de los Pirineos
(1659) España pierde el Rosellón y la Cerdaña. Portugal logra su independencia
en 1640.
El reinado de Carlos II marca el
fin de la dinastía de los Habsburgo y continúa el declive internacional del
país, pero existe mayor estabilidad interior.
En las tierras conquistadas de
América, se desarrolla el criollismo.
En torno a los criollos se irá gestando la nueva clase dirigente americana. Los
rendimientos económicos de las Indias van siendo menores para España.
En los años centrales del siglo,
la situación económica de España se degrada hasta límites extremos debido a las
numerosas guerras en Europa, las epidemias de peste y otras enfermedades, el
clima adverso con duras sequías o fuertes inundaciones, la disminución de
llegada de metales preciosos desde América, los frecuentes conflictos
interiores, los impuestos abusivos, la ausencia de una burguesía emprendedora;
los políticos ineficientes, la corrupción, la mala administración, etc.
Todo ello provoca un drama
demográfico. En cincuenta años la población disminuyó un veinte por ciento.
Numerosas ciudades de Castilla pierden la mitad y hasta dos tercios de sus
habitantes. La despoblación rural es también notable. Solo se salva Madrid por
su condición de corte, que atrae a muchos desfavorecidos.
Con la expulsión de los moriscos,
el reino de Valencia pierde la cuarta parte de su población y el reino de
Aragón más del quince por ciento.
Se produce un declive en la
agricultura, la industria y el comercio. En 1627 se produce una suspensión de pagos
estatal, la inflación es enorme y continua la inestabilidad en los precios. Las
mercancías españolas se e3ncarecen y pierden competitividad y el mercado se
inunda de productos extranjeros más baratos, lo que provoca el cierre de la
mayoría de las industrias españolas y el comercio queda en gran parte en manos
extranjeras.
La conciencia de la aguda crisis
económica, social y moral se extenderá entre pensadores y escritores, lo que
explica en buena medida el pesimismo y el desengaño tan típicos del Barroco.
■ Transformaciones históricas de los géneros literarios: la prosa en el
siglo XVII
Buena parte de los géneros
literarios del XVI desaparecen: libros de caballerías o de pastores. También
desaparecen los diálogos renacentistas. Y toman notable presencia la novela
picaresca y la novela corta de raíz italianizante.
1.- La novela picaresca
Bajo esta denominación genérica
se incluyen una serie de obras que, en la estela del Lazarillo de Tormes, se publican casi en su totalidad en el siglo
XVII. No se trata tanto de la creación de un género concreto y específico con
unos rasgos muy definidos, sino del lento surgimiento de un género moderno de
la novela, cuyo camino habrían abierto el Lazarillo
y el Quijote.
No obstante, puede hablarse de
novela picaresca para denominar una serie de relatos que aparecen en unos pocos
años y que comparten muchas características genéricas: el uso de la
autobiografía para relatar aventuras de manera organizada, la estructuración de
esa autobiografía mediante el servicio a varios amos, la justificación de toda
la narración por el final, los orígenes innobles del protagonista, la evolución
del personaje desde la niñez hasta la madurez, el punto de vista único, los
frecuentes viajes del pícaro, etc. Características de las novelas picarescas
son también, la inclinación del estilo hacia la oralidad y, sobre todo, la
existencia de un lector implícito, tanto dentro de la narración como externo a
ella, al que se supone que está dirigido el relato escrito al modo de una
carta.
Las características personales de
sus protagonistas, los pícaros, son:
el afán de medro y de promoción social, que solo es posible en el mundo urbano
en el que se mueve, que le permite el anonimato y el ocultamiento.
Merecen citarse algunas
narraciones picarescas publicadas en el siglo XVII: Guzmán de Alfarache (1599-1604) de Mateo Alemán, El Buscón de Quevedo, La pícara Justina (1605), La hija de
Celestina (1612), etc. Guzmán de
Alfarache es la más notable e influyente de todas ellas. Dividida en dos
partes, se publicó la primera en 1599 y la segunda en 1604, su autor es Mateo Alemán (1547-1615?)
2.- Narrativa
costumbrista y novela cortesana
Narrativa costumbrista.- Tanto
en colecciones de anécdotas o avisos
como en algunos libros dialogados, las costumbres de la época adquieren
especial relevancia.
Son relatos de esta índole El viaje entretenido (1603) de Rojas
Villandrando, El pasajero (1617) de
Suárez de Figueroa, El día de fiesta
de Juan de Zabaleta, etc.
Novela cortesana.- Las
novelas cortesanas son relatos generalmente breves que se publican durante el
siglo XVII. Nacen y se consolidan en España bajo la influencia italiana y a la
zaga de las Novelas ejemplares de
Cervantes.
La mayor parte de estas novelas
cortas forman parte, en general, de colecciones donde los relatos quedan
insertos dentro de un marco más general.
El tema más frecuente de estas
novelas cortas es el amor, suelen ser de ambiente urbano e incorporan recursos
típicos de otros géneros narrativos: aventuras bizantinas, rasgos pastoriles,
caballerescos o picarescos.
Los personajes son portadores de
valores aristocráticos (belleza, virtud, nobleza), acordes con la ideología de
la cultura barroca.
Michas de estas novelas afirman
tener carácter ejemplar. Son ejemplares en el sentido de que exaltan una serie
de valores de raíz aristocrática en unos tiempos en los que se tambalean los
privilegios y fundamentos de la nobleza.
Además de Cervantes, otros
autores escribieron relatos breves. Tirso de Molina es autor de Los cigarrales de Toledo (1624), Lope de
Vega de las Novelas a Marcia Leonarda
(1624).
Con todo, quizá las novelas
cortas más leídas son las de María de
Zayas: Novelas ejemplares y amorosas
(1637) y Desengaños amorosos (1647).
3.- Prosa didáctica
Se trata de escritos de carácter
didáctico que tratan muy diversos asuntos: históricos, políticos, religiosos,
filosóficos, morales, estéticos, económicos, etc.
La prosa didáctica está escrita
por autores arbitristas (economistas), filólogos, gramáticos, eruditos o
religiosos.
La literatura emblemática es un tipo
de literatura que se pone de moda desde la segunda mitad del siglo XVII. Un emblema o empresa consistía en una representación gráfica (un grabado) de
carácter alegórico, seguida de un comentario o glosa del grabado. La colección
más importante de emblemas son las Empresas políticas (1640) de Diego Saavedra Fajardo.
Junto a Quevedo, el prosista
español más importante es el jesuita aragonés Baltasar Gracián (1601-1658).
Baltasar Gracián. El conceptismo
El conceptismo es la principal
tendencia estilística del Barroco español. Se basa en las asociaciones
ingeniosas de palabras o ideas. Gracián lo define como “un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla
entre los objetos”.
Se tiende a un lenguaje conciso y
lleno de contenido. Los recursos formales más utilizados son la antítesis, la
paradoja, la sentenciosidad, las hipérboles, los equívocos, la combinación de
diversas acepciones de un mismo vocablo, etc.
Gracián. Vida
Su vida transcurre íntegramente
en los territorios de la corona de Aragón, donde fue profesor en diversos
centros de su orden religiosa.
Su actividad de escritor le
acarreó numerosos problemas dentro de la Compañía de Jesús. Sufrió diversas
sanciones y en el último año de su vida se le castigó con represión pública,
ayuno a pan y agua, prohibición de escribir y encierro. Muere en 1658.
Todos los libros de Gracián están
escritos en prosa y tienen una intención didáctica y moral. Su prosa es muy
densa y concentrada. Está construida a partir de oraciones breves en las que
dominan la antítesis y el juego de palabras en los que estas suelen contener
diversos significados.
Sus principales obras son El héroe, El político don Fernando, El
discreto, y la que es su obra maestra El
Criticón (tres partes: 1651, 1653 y 1657)
El pensamiento de Gracián es
hondamente pesimista y, por ello, muy barroco; el mundo es engañoso, el hombre
es un ser débil, miserable y malicioso.
El pensamiento de Gracián tuvo
una enorme repercusión en la Europa de su época, y su influencia fue
determinante en el moralista francés Rochefoucauld, así como en filósofos
alemanes de la talla extraordinaria de Schopenhauer o Nietzsche.
■ Estudio y antología
1.- Quevedo prosista
1.1.- Vida y personalidad
Francisco de Quevedo y Villegas
nació en Madrid en 1580. Estudió en Madrid con los jesuitas y luego en las
universidades de Alcalá y Valladolid.
Pronto dio muestras de su talento
como escritor y eligió el camino de la política y de la diplomacia. Viajó a
Italia de la que regresa a España y con la subida al trono de Felipe IV vuelve
a Madrid, donde apoya, en principio, las ideas reformistas del conde-duque de
olivares.
Fue muy estimado en los medios
cortesanos por su ingenio y agudeza, y sus escritos jocosos y sus chistes le
dieron notoriedad en los medios populares. Sin embargo, era un hombre
introvertido, de mal genio y agrio carácter.
Tras un breve y fracasado
matrimonio, y enemistado con el conde-duque pasa, por orden de este, el final
de su vida en prisión en San Marcos de León. Es liberado en 1643 y muere en
Villanueva de los Infantes en 1645.
1.2.- Su obra en prosa
Quevedo fue escritor en multitud
de géneros. Escribió abundantes poemas de altísima calidad, una comedia,
numerosas obras en prosa y una docena de entremeses de cierto interés, aunque
su actividad como autor teatral es poco significativa.
Su prosa abarca una novela
picaresca (El buscón) y el resto de
sus libros son muy diversos y de contenido y carácter muy variado: político,
filosófico, satírico, moral, humorístico…
De carácter político son Política de Dios, gobierno de Cristo y
tiranía de Satanás, y Vida de Marco
Bruto.
Escribió obras festivas durante
toda su vida, como La vida de corte o
El chitón de las taravillas.
Sus obras en prosa más
importantes son las de carácter satírico-moral: Sueños, La hora de todos,
etc.
El Buscón
La Vida del Buscón llamado don
Pablos (o Historia de la vida del
Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños) se imprimió por
primera vez en 1626.
En su creación, Quevedo parte del Lazarillo
y del Guzmán, pero modifica a su antojo los patrones y acaba escribiendo
un texto muy original. Quevedo no supera narrativamente las novelas precedentes
pero sí las supera en ingenio lingüístico.
Estructuralmente los diversos sucesos no van
unidos entre sí con la finalidad de explicar algo, sino que son una serie de
escenas o cuadros en los que Quevedo despliega su ingenio y maestría de escritor.
Quevedo explota las características de sus
personajes y exagera sus rasgos para conseguir generalmente efectos
humorísticos, de ahí que muchos de esos personajes terminen por ser
estilizadísimas caricaturas.
El Buscón es básicamente un alarde
literario en el que Quevedo despliega sus finísimas dotes de estilista, a la
vez que es una obra que nos permite descubrir la mentalidad conservadora de su
autor y su defensa de los privilegios nobiliarios.
1.3.- Estilo
Los rasgos de la prosa de Quevedo
son: la agudeza lingüística, la tendencia a la exageración, la caricatura, las
comparaciones hiperbólicas. Así como características conceptistas como
contrastes, paradojas, hipérboles, equívocos, elipsis, etc.
Quevedo es la síntesis de la
literatura de tradición oral con la tradición culta del Humanismo.
Lo grotesco y lo extraño tiene
una acusada presencia en el arte de Quevedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario