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miércoles, 27 de enero de 2016

La literatura del siglo XVII. La poesía

Transformaciones históricas de los géneros literarios: la poesía en el siglo XVII

1.- Culteranismo y complicación formal
La poética cultista llevará de modo natural al culteranismo típico de Góngora y sus seguidores; la lírica renacentista seguirá teniendo eminentes manifestaciones en el siglo XVII: la poesía de contenido moral tiene asimismo prolongación en la lírica barroca. Ahora bien, según avanza el siglo XVII, se consolida como hegemónica la poesía culterana gongorina.
El culteranismo es, junto al conceptismo, la tendencia estética dominante en la literatura barroca española. Ambos estilos forman parte de una sensibilidad estética general.
El culteranismo o gongorismo considera, ante todo, la belleza formal. Es una literatura más atenta a la imaginación y a los sentidos que al pensamiento mismo. Pretende crear un mundo de belleza absoluta y tiende a trascender la realidad, magnificándola mediante el poder mágico de la palabra.
Se emplean numerosos recursos retóricos: metáforas, audaces, sinécdoques, imágenes brillantes, voces sonoras y otros recursos que buscan la musicalidad del verso.
El vocabulario es original e incorpora numerosos cultismos léxicos de procedencia latina.
Sin embargo, Góngora fue centro enseguida de los ataques de los opuestos a esa estética. Autores como Lope de Vega, que pretenden llegar al común de las gentes, reprueban abiertamente la estética gongorina como herejía poética propia de una minoría.

2.- Temas de la poesía barroca
La vertiente culterana de la poesía barroca muestra predilección por los motivos de raíz clásica y, en particular, por la mitología. Pero la poesía barroca era de temática tan diversa que desbordaba la mera creación de motivos clásicos greco-latinos.
En realidad todo podía ser asunto poético: el amor, las reflexiones morales, los problemas existenciales, la historia, la naturaleza, las costumbres, las anécdotas particulares, etc.
Se cultivan no solo la poesía lírica o la poesía épica, sino que también la poesía dramática tiene ahora excepcional importancia.

3.- Tendencias y escuelas
En la poesía del siglo XVII suelen distinguirse diversos grupos atendiendo a su procedencia geográfica:
-          Escuela madrileña, con Lope de Vega, Quevedo o Calderón de la Barca
-          Escuela sevillana, con Juan de Arguijo, Francisco Medrano, Rodrigo Caro, etc.
-          Escuela antequerano-granadina, con Pedro de Espinosa o Cristobalina Fernández
-          Escuela aragonesa, con los hermanos Argensola -Lupercio y Bartolomé-
Con criterios más literarios cabe distinguir:
-          Corriente culterana, con Góngora
-          Línea clasicista, con Arguijo o los hermanos Argensola
4.- Lope de Vega
Lope de Vega, además de un destacado prosista y gran dramaturgo, es un excelente poeta. Su poesía es tanto de contenido dramático como lírica y épica
.- Épica: La hermosura de Angélica, Jerusalén conquistada, El Isidro, etc.
.- Lírica: Rimas, Rimas sacras, etc.
Lope destacó en el uso del romance y del soneto. Es uno de los mayores representantes del llamado Romancero nuevo o artístico y compuso más de un millar de sonetos.

Estudio y antología

1.- Luis de Góngora
1.1.- Vida y personalidad
Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba en 1561. Estudio leyes en Salamanca y volvió a Córdoba, donde inició su carrera dentro de la Iglesia. Viaja mucho en misiones encomendadas por el cabildo y sus poemas empiezan a granjearle cierta fama. Cuando se instala en Madrid, en 1617, es ya considerado el mejor poeta de su tiempo. Amante de la vida lujosa y muy aficionado al juego, se ve acosado por las deudas. Ya enfermo, regresa a Córdoba en 1626 y allí muere al año siguiente.
Famosas son sus enemistades personales y literarias con Quevedo y con Lope de Vega. Por el contrario contó con defensores y numerosos seguidores, que imitaron su estilo hasta bien entrado el siglo XVIII.

1.2.- Su obra
A excepción de dos comedias: El doctor Carlino (inconclusa) y Las firmezas de Isabela, Góngora es exclusivamente un poeta lírico.
La obra lírica de Góngora circuló de forma oral y manuscrita durante su vida. Sus versos se publicaron después de su muerte en diversas ediciones. Existe, además, un manuscrito que contiene gran parte de sus poemas, en el que los textos van acompañados de su fecha de composición. Estos datos cronológicos permiten descartar la existencia de dos épocas diferentes en su poesía, la del poeta fácil, sencillo y popular, y la del escritor oscuro y complejo.  Pero si es cierto que, desde 1609, su intención es la de crear un nuevo lenguaje poético. Y es a partir de esa voluntad de forjar una nueva poesía cuando componga sus obras mayores: Fábula de Polifemo y Galatea (1612), Soledades (1613-1614) y Fábula de Píramo y Tisbe (1618). El resto de su poesía consta de más de doscientos romances y letrillas, unos dos centenares de sonetos y algunas otras composiciones diversas.
La poesía de arte menor
En las letrillas y otras composiciones de arte menor, es frecuente la presencia de un estribillo o breve estrofa que se va glosando reiteradamente. Son muy frecuentes los textos de carácter humorístico o satírico.
Sus romances son muy notables y en ellos se alterna e incluso se mezcla lo serio y lo burlesco. Tratan de los más diversos temas: caballerescos, moriscos, de cautivos, pastoriles, amorosos, etc. Sin embargo, no cultiva Góngora los romances épicos de historia nacional. Merece especial atención el romance Fábula de Píramo y Tisbe (1618)


La poesía de arte mayor
Góngora fue un gran sonetista. Sus sonetos siguen normalmente el modelo clásico de cuartetos expositivos y tercetos conclusivos.
En sus sonetos, Góngora abordó temas variados: amorosos, satíricos, burlescos, morales, mitológicos, etc.
Fábula de Polifemo y Galatea. Soledades
Con estos dos poemas lleva Góngora a su culminación el estilo culterano. Solo resultan comprensibles para un lector extremadamente culto. Son concebidos como un reto a la inteligencia.
La Fábula de Polifemo y Galatea consta de 504 versos en octavas reales y desarrolla el mito clásico del cíclope Polifemo enamorado de la ninfa Galatea. En este poema Góngora se centra en intensificar la exageración y llevar al límite la hipérbole. El lenguaje es enormemente complejo.
Soledades. La idea original es que las Soledades fueran cuatro, pero finalmente Góngora solo compuso la primera y parte de la segunda. En total unos dos mil versos agrupados en silvas. El tema es bien sencillo: el canto de la vida natural. Las Soledades son tan solo una sucesión de escenas pastoriles y rurales, siempre en el entorno de una naturaleza literariamente estilizada.

1.3.- Temas y estilo
Los temas de gran parte de los poemas de Góngora son:
-          El amor, con todos los tópicos característicos de la literatura petrarquista
-          La mitología, como fuente inagotable de motivos
-          La naturaleza, como marco estilizado y como referente bucólico ideal
No cabe olvidar la vertiente satírica y burlesca de Góngora, tanto en poemas de aire popular, como en los textos más formalmente cultos.
Los modelos gongorinos son los característicos de la literatura renacentista: autores clásicos grecolatinos, autores italianos y los mismos autores españoles, con Garcilaso a la cabeza.
Ahora bien, Góngora se aleja de sus modelos, complicando y distorsionando al máximo la lengua poética renacentista. En su poesía hay una tendencia constante a la expresión metafórica y perifrástica.

2.- Quevedo, poeta
2.1.- Su obra poética
Quevedo fue un poeta conocidísimo en su época desde muy joven. Sin embargo, no llegó a ver publicados sus poemas en vida. En 1648, González de Salas publicó –con algunas correcciones y modificaciones- buena parte de ellos en El Parnaso Español. Un sobrino de Quevedo publicó en 1670 otra parte de sus poemas, también con alteraciones diversas.
La obra poética de Quevedo (unas mil composiciones) suele agruparse atendiendo a sus temas: poemas filosóficos, morales, religiosos, amorosos, satírico-burlescos y de circunstancias.
.- Poemas graves.- La mayoría son sonetos y abordan temas típicamente barrocos, como la muerte, la brevedad de la vida, la fugacidad del tiempo o el desengaño.
.- Poemas amorosos.- impregnados de petrarquismo y neoplatonismo, en los que muchas veces el ideal amoroso se ve enturbiado por la presencia de la muerte. Además aborda el amor en clave satírica, irónica, cómica o abiertamente erótica.
.- Poesía satírico-burlesca.- son poemas en los que predomina el verso octosílabo, y son los que más claramente ponen de manifiesto la capacidad para la agudeza y el ingenio lingüístico de Francisco de Quevedo. Los objetos de su sátira son muy variados: mujeres, maridos burlados, judíos, médicos, boticarios, abogados, jueces, escritores (Góngora particularmente), las modas, el poder del dinero, etc.

2.2.- Temas
Gran parte de los temas de su poesía son tópicos literarios, pero Quevedo imprime siempre en ellos su sello personal.
Su poesía es un vehículo para la expresión de las preocupaciones metafísicas y el desengaño barroco. La mujer desaparece y pasa a primer plano una resistencia a la mortalidad final del cuerpo. En el centro mismo de su poesía amorosa se encuentra la angustia de la soledad. La muerte es una preocupación permanente. Expresa un constante meditar sobre la brevedad de la vida, sobre la fugacidad del tiempo. La vida es una loca carrera hacia la muerte.
Este hondo pesimismo quevedesco, esta visión desolada del hombre y del mundo es indisociable de su percepción de la decadencia española. Ello explica sus sátiras crueles de todo tipo de novedades, y explica también su añoranza de la sociedad estamental pasada en la que todo hombre tenía un lugar predeterminado en el mundo.

2.3.- Estilo
En la poesía de Quevedo son constantes los juegos de palabras, equívocos, dilogías, polisemias, paronomasias, hipérboles, antítesis, paradojas, deformaciones grotescas, etc.
Consigue creaciones geniales tanto por su uso magistral de la lengua como por su perfección formal. Llega a la culminación del principio renacentista de decir mucho con pocas palabras, obligado por la limitación de sílabas, versos, rimas o acentos. El soneto es, sin duda, el ejemplo máximo de su perfección poética.

Una característica muy peculiar de la poesía de Quevedo es su apasionamiento e intensidad afectiva, que vierte en sus textos mediante la abundancia de oraciones interrogativas, exclamativas y apelativas, mediante llamadas directas al lector o mediante el uso de diminutivos y aumentativos de carácter afectivo.

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